Te conocí cuando apenas la razón era
nada,
por ahí diez a lo sumo, poca fe, y
cuanta rabia,
cuando montaba a caballo con clinas largas,
con espuelas de acero, cabalgando sobre malvas
con la ilusión templada; de no ser un falso poeta,
cuando montaba a caballo con clinas largas,
con espuelas de acero, cabalgando sobre malvas
con la ilusión templada; de no ser un falso poeta,
rebuscando soledades de puerta en
puerta.
Cuando llevaba bolsillos rotos, botas de llantas,
camisa corta libre, hechas con bolsas de harina,
zurcidas con hilos de yute, pero bien lavadas;
que me construyo mi viejo a mano
pero bien reforzado.
Aquel muchacho varón de pocas palabras,
encontró en la poesía su libertad revolucionaria.
Cual colibrí herido que sale de su jaula;
despacito con cuidado mi corazón recitaba…
Empecé a escribir al aviento tantas líneas erradas,
debajo de una rama, con las manos encalladas.
Pero un día baje del caballo pa’ fundir mis sueños en anclas,
y así mientras mi viejo rezaba; yo… revolucionaba.
Pero un día baje del caballo pa’ fundir mis sueños en anclas,
y así mientras mi viejo rezaba; yo… revolucionaba.
Total si casi nunca dije nada,
quizá razones pérdidas; con realidades profundas…
quizá razones pérdidas; con realidades profundas…
Me preguntaba… ¿qué rayo es una apología?
cuando aun dudada de la sombra mía.
!Hoy!... mis versos, versos lo son;
los que escribe toda mi alma,
anqué le deje ya enterrado a mi caballo;
sigo siendo el mismo hombre de siempre,
fiel compañero del resto de la manada….